Nació en el Valle del Cauca, el 28 de agosto de 1934 en el barrio Obrero, pero es más patojo que cualquiera. Es el sexto de siete hijos que tuvieron don Francisco y doña Esther Julia. Llegó a Popayán a los 17 años. Aquí ha vivido, aquí se hizo esposo de Carmen Lucía Escobar y construyó junto a su familia lo que es ahora uno de los lugares más icónicos de Popayán y que mejor representa la historia y la esencia de sus gentes. Desde 1961 ha sido protagonista de sus noches de bohemia, dueño y alma del bar El Sotareño, que hasta el 2020 dio vuelta a sus discos y abrigó a tantos en la esquina de la calle sexta con carrera octava, y que ahora lo hace en la carrera séptima con calle segunda. Así que hablar de Agucho es hablar de El Sotareño, del tránsito parsimonioso de la historia reciente de nuestra ciudad, de su sonoridad, de sus letras, de sus colores, de quienes en la ebriedad de los días han dibujado todo tiempo por llegar. Para hablar de Agustín es necesario poner a sonar a Gardel, mencionar a sus hijas, a sus amigos, a esa ciudad nostálgica y repleta de vida a quien él convierte en música.